Antifonía
de José Antonio Ramos Sucre
ANTÍFONA
Yo visitaba la selva acústica, asilo de lainocencia, y me divertía con la vislumbre fugitiva, con eldesvarío de la luz.
Una doncella cándida, libre de los recuerdosde una vida mustia, sujetaba a su albedrío los pájarosturbulentos. El caracol servía de lazarillo al topo.
Yo frisaba apenas con la adolescencia y salíaa mi voluntad de los límites del mundo real. La doncellaclemente se presentó delante de mis pasos a referirme lasventuras de una vida señoril, los gracejos y desvíos delas princesas en un reino ideal. Yo los he leído en un drama deShakespeare.
La memoria de mis errores en la selva diáfanaembelesó mi juventud ferviente. Larvas y quimeras de mi numentriste, una ronda aérea seducía mis ojos bajo el cielo deámbar y una corona de espinas, la de Cordelia, mortificaba lassienes de la doncella fiel.
Yo visitaba la selva acústica, asilo de lainocencia, y me divertía con la vislumbre fugitiva, con eldesvarío de la luz.
Una doncella cándida, libre de los recuerdosde una vida mustia, sujetaba a su albedrío los pájarosturbulentos. El caracol servía de lazarillo al topo.
Yo frisaba apenas con la adolescencia y salíaa mi voluntad de los límites del mundo real. La doncellaclemente se presentó delante de mis pasos a referirme lasventuras de una vida señoril, los gracejos y desvíos delas princesas en un reino ideal. Yo los he leído en un drama deShakespeare.
La memoria de mis errores en la selva diáfanaembelesó mi juventud ferviente. Larvas y quimeras de mi numentriste, una ronda aérea seducía mis ojos bajo el cielo deámbar y una corona de espinas, la de Cordelia, mortificaba lassienes de la doncella fiel.