Poema Despedida a mi hermano ngelL. El dolor de los dolores de Carolina Coronado

Despedida a mi hermano ngelL. El dolor de los dolores

de Carolina Coronado

EL DOLOR DE LOS DOLORES

Ser, aun, nio y sentir la lozana
que da el roco de la edad temprana,
es dudar la desdicha de maana,
es ser dichosos, ngel, todava;
es la fe, la esperanza, la alegra,
la fortuna, el valor, la gloria humana...
es, siendo nio, como t lo eres,
vivir con el placer de los placeres.

Pero ser joven ay! mirar tu vida,
sondar tu porvenir, temer abismos,
no hallar consuelos en nosotros mismos,
ni poderte seguir en la partida;
quedarnos en la triste despedida
suspensos entre vagos fanatismos,
luchando entre problemas y temores,
es, ngel, el dolor de los dolores.

Como planta de insectos castigada
que no puede brotar ramo florido,
as con los pesares ha crecido,
hermano, una familia desgraciada;
no vi rama en su tronco levantada,
que al golpe del pesar no haya cado,
y temer del azar nuevos rencores
es, ngel, el dolor de los dolores.

Pobre doncel, que al dolo guerrero
llevas la flor del corazn primera,
tememos por tu flor, no te la hiera
de nuestra suerte el golpe siempre fiero;
es gozo el entusiasmo lisonjero
del que laureles en la vida espera;
pero temer por tus hermosas flores
es, ngel, el dolor de los dolores.

Ver pasar gallardos compaeros
los de tu infancia para ti queridos...
y oir de nuestra madre los gemidos
al mirar a los jvenes guerreros!
Ver pasar los alazanes fieros
menos que por tu voz bien dirigidos,
y el ver sin dueo ai tuyo en sus furores,
ngel, ser el dolor de los dolores.

Y cuando de tu asiento en el vaco
los de la mesa en torno reparemos,
desabrido el manjar que gustaremos,
desabrido sin ti ser, hijo mo;
Emilio en su inocente desvaro
te nombrar, y entonces lloraremos...
porque este padecer, que ojal ignores,
es, ngel, el dolor de los dolores,

Ah! que no pueda nuestra pobre vida,
dispersada por vientos tan insanos,
partir con nuestros jvenes hermanos
el mismo pan, beber igual bebida!
que no podamos encontrar manida
en un rbol los pjaros humanos,
y a unos del sol fatiguen los ardores,
es, ngel, el dolor de los dolores!

Ve si tus alas su atrevido vuelo
por cima de la mar firme llevando,
puedes ir esos mares navegando
hasta arribar al rbol de tu anhelo:
ve si logras calmar el desconsuelo
de tantos ojos que te estn llorando;
porque verte en los mares bramadores
es, ngel, el dolor de los dolores...

Ay! que jams cobarde hundas la frente
por las revueltas olas alcanzado,
ni tampoco en los mares levantado
te quieras remontar al sol ardiente;
caminar por la va rectamente,
como los buenos siempre han caminado,
pues verte entre ambiciosos o traidores
se fuera el dolor de los dolores.

Contra ese mundo, cuya risa loca
tu fe combatir con su sarcasmo,
opn la noble fe del entusiasmo,
que, si es, del corazn, no se sofoca:
ante esa multitud cierra tu boca,
y, aunque se burle de tu altivo pasmo,
no sigas la maldad de sus errores,
que se fuera el dolor de los dolores.

Yo contra el mal de la virtud me valgo,
contra el dolor a la paciencia acudo,
y aunque es mi triunfo solitario y mudo,
en graves luchas victoriosas salgo,
no tienes gran blasn, pero es hidalgo,
limpio de mancha tu modesto escudo,
y venderlo al poder y a los honores
se fuera el dolor de los dolores...

Mas dnde vas? aguarda un solo instante...
oye no ms el ltimo conjuro...
el dolo mejor es el ms puro,
su siervo ms glorioso el ms constante;
no te acerques al mal, porque es brillante;
no te flejes del bien, porque es oscuro...
S bueno, y que jams con deshonores
aadas ms dolor a estos dolores!



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