La guerra
de José Antonio Ramos Sucre
LA GUERRA
El hombre de inteligencia rudimentaria salióa cazar lejos de su llanura inundada, al empezar el día de unaépoca primitiva.
Dirigió sus pasos a un desfiladero de origenvolcánico, donde habitaban dragones crispados y aves deformes yperezosas.
Escogió, durante el trayecto, las piedrasmás sólidas, para armar su honda.
Emitió gritos con el mayor aliento, usandolas manos a guisa de tornavoz.
Otro hombre apareció, vestido de una zamarray aparejado a la lucha. Vociferaba desde la cima de un monte. Su rostrose perdía en el bosque del cabello y de la barba.
El combate duró, sin decidirse, un tiempoindefinido. Hilos de sangre pintaban la cara y el pecho de los rivales.
Una mujer falseó cautelosamente el pie deldefensor y lo precipitó desde la altura. Se vengaba de unasumisión abyecta.
El vencedor la toma bajo su autoridad e impone sobresus hombros la suma del botín. La dirige hacia la llanura poruna cuesta breve.
Se despreocupa de la espalda abrumada y de los piessangrientos de la cautiva.
El hombre de inteligencia rudimentaria salióa cazar lejos de su llanura inundada, al empezar el día de unaépoca primitiva.
Dirigió sus pasos a un desfiladero de origenvolcánico, donde habitaban dragones crispados y aves deformes yperezosas.
Escogió, durante el trayecto, las piedrasmás sólidas, para armar su honda.
Emitió gritos con el mayor aliento, usandolas manos a guisa de tornavoz.
Otro hombre apareció, vestido de una zamarray aparejado a la lucha. Vociferaba desde la cima de un monte. Su rostrose perdía en el bosque del cabello y de la barba.
El combate duró, sin decidirse, un tiempoindefinido. Hilos de sangre pintaban la cara y el pecho de los rivales.
Una mujer falseó cautelosamente el pie deldefensor y lo precipitó desde la altura. Se vengaba de unasumisión abyecta.
El vencedor la toma bajo su autoridad e impone sobresus hombros la suma del botín. La dirige hacia la llanura poruna cuesta breve.
Se despreocupa de la espalda abrumada y de los piessangrientos de la cautiva.