Poema Las tres musas últimas castellanas 65 de Francisco de Quevedo y Villegas

Las tres musas últimas castellanas 65

de Francisco de Quevedo y Villegas



Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado;

es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado;

es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo;
enfermedad que crece si es curada.

Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¡Mirad cual amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!



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