Poema Las tres musas últimas castellanas 74 de Francisco de Quevedo y Villegas

Las tres musas últimas castellanas 74

de Francisco de Quevedo y Villegas



Tus decretos, Señor, altos y eternos,
supieron fabricar, enamorados,
de nada tantos cielos, y, enojados,
hicieron de los ángeles infiernos.

El polvo de que Tú quisiste hacernos,
advertidos nos tiene y castigados,
y tus años vivisteis despreciados,
más solos y más pobres los más tiernos.

Cuando naciste humilde, te llevaron
mirra los reyes; mueres Rey, y luego
el tributo te vuelven en bebida.

Para morir, Señor, te coronaron:
hallas muerte en palacio, guerra y fuego,
y en el pesebre, reyes, paz y vida.



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