Un puñado de tierra
de Hérib Campos Cervera
tierra de tu profunda latitud;de tu nivel
de soledad perenne;de tu frente de gredacargada de sollozos
germinales. Un puñado de tierra,con el cariño simple de sus
salesy su desamparada dulzura de raíces. Un puñado de tierra
que lleve entre sus labiosla sonrisa y la sangre de tus
muertos. Un puñado de tierrapara arrimar a su encendido
númerotodo el frío que viene del tiempo de morir. Y algún resto
de sombra de tu lenta arboledapara que me custodie los párpados de
sueño. Quise de Ti tu noche de azahares;quise tu meridiano
caliente y forestal;quise los alimentos minerales que pueblanlos duros
litorales de tu cuerpo enterrado, y quise la madera de tu pecho.Eso
quise de Ti(-Patria de mi alegría y de mi duelo;)eso quise de
Ti. II Ahora estoy de nuevo desnudo.Desnudo y
desoladosobre un acantilado de recuerdos;perdido entre recodos de
tinieblas.Desnudo y desolado;lejos del firme símbolo de tu
sangre.Lejos. No tengo ya el remoto jazmín de tus
estrellas,ni el asedio nocturno de tus selvas.Nada: ni tus días de
guitarra y cuchillos,ni la desmemoriada claridad de tu
cielo. Sólo como una piedra o como un gritote nombro y, cuando
buscovolver a la estatura de tu nombre,sé que la Piedra es piedra y que
el Agua del ríohuye de tu abrumada cintura y que los pájarosusan el alto
amparo del árbol humilladocomo un derrumbadero de su canto y sus alas.
III Pero así, caminando, bajo nubes
distintas;sobre los fabricados perfiles de otros pueblos,de golpe, te
recobro. Por entre soledades invencibles,o por ciegos caminos
de música y trigales,descubro que te extiendes largamente a mi lado,con
tu martirizada corona y con tu limpiorecuerdo de guaranias y
naranjos. Estás en mí: caminas con mis pasos,hablas por mi
garganta; te yergues en mi caly mueres, cuando muero, cada
noche. Estás en mí con todas tus banderas;con tus honestas
manos labradorasy tu pequeña luna
irremediable. Inevitablemente-con la puntual constancia de las
constelaciones-,vienen a mí, presentes y telúricas:tu cabellera
torrencial de lluvias;tu nostalgia marítima y tu inmensapesadumbre de
llanuras sedientas. Me habitas y te habito:sumergido en tus
llagas,yo vigilo tu frente que muriendo, amanece. Estoy en paz
contigo;ni los cuervos ni el odiome pueden cercenar de tu cintura:yo
sé que estoy llevando tu Raíz y tu Sumasobre la Cordillera de mis
hombros. Un puñado de tierra:Eso quise de Tiy eso tengo de
Ti.