Hay días en que yo no soy más que una patada
de Oliverio Girondo
Hay días en que yo no soy más que una patada,únicamente una patada. ¿Pasa una motocicleta?¡Gol!... en la ventana de un quinto piso. ¿Se detiene unacalva?... Allá va por el aire hasta ensartarse en algúnpararrayos. ¿Un automóvil frena al llegar a una esquina?Instalado de una sola patada en alguna buhardilla.
¡Al traste con los frascos de las farmacias, con los artefactosde luz eléctrica, con los números de las puertas de calle!
Cuando comienzo a dar patadas, es inútil que quiera contenerme.Necesito derrumbar las cornisas, los mingitorios, los tranvías.Necesito entrar ¡a patadas! en los escaparates y sacar¡a patadas! todos los maniquíes a la calle. No logrotranquilizarme, estar contento, hasta que, no destruyo las obras desalubridad, los edificios públicos. Nada me satisface tanto comohacer estallar, de una patada, los gasómetros y los arcosvoltaicos. Preferiría morir antes que renunciar a que losfaroles describan una trayectoria de cohete y caigan, patas arriba,entre los brazos de los árboles.
A patadas con el cuerpo de bomberos, con las flores artificiales, conel bicarbonato. A patadas con los depósitos de agua, con lasmujeres preñadas, con los tubos de ensayo.
Familias disueltas de una sola patada; cooperativas de consumo,fábricas de calzado; gente que no ha podido asegurarse, que nisiquiera tuvo tiempo de cambiarle el agua a las aceitunas... a lospececillos de color...
Analizar métrica y rima de Hay días en que yo no soy más que una patada