Poema La vuelta de Mambrú de Mario Benedetti

La vuelta de Mambrú

de Mario Benedetti

Cuando Mambrú se fue a la guerra, llevaba una almohadilla y untirabuzón. La almohadilla para descansar después de lasbatallas y el tirabuzón para descorchar las efímerasvictorias.

También llevaba un paraguas contra venablos, aguaceros ypalabrotas; un anillo de oro para la suerte y contra los orzuelos y unllavero con la llave de su más íntimo desván.

Como a menudo le resultaba insoportable la ausencia de la señorade Mambrú, llevaba un ejemplar del “Cantar de los Cantares”, afin de sobrellevar los veranillos de San Juan, un abanico persa y otrogriego.

Llevaba una receta de sangría para sobornar al cándidoenemigo y para el caso de que este no fuera sobornable llevaba unarcabuz y un verduguillo.

Así mismo unas botas de potro que rara vez usaba, ya que siemprele había gustado caminar descalzo y un calidoscopioartesanal, debido probablemente a que Marei, Edison y Lumiere nohabían nacido para inventar el cine.

Llevaba por último, un escudo de arpillera porque los de hierropesaban mucho y dos o tres principios fundamentales mezclados con lacapa bajo el morrión.

Nunca se supo como le fue a Mambrú en la guerra, ni cuantassemanas o siglos se demoró en ellas. Lo cierto es que novolvió para la Pascua ni para Navidad. Por el contrario,transcurrieron centenares de Pascuas y Navidades sin que volviera oenviara noticias. Ya nadie se acordaba de él ni de su perra.Nadie cantaba ya la canción que en su tiempo era un hit.

Y sin embargo, fue en medio de esa amnesia que regresó en unvuelo regular de Iberia, exactamente el miércoles pasado. Tanrozagante que nadie osó atribuirle más de un siglo ymedio. Tan lozano que parecía el bisnieto de Mambrú.

Por supuesto ante retorno tan insólito hubo una conferencia deprensa en el abarrotado salón Vip. Todos querían conocerlas novedades que traía Mambrú después de tantaguerra. Cuántas heridas, Cuántos grilletes.Cuántos casus belis. Cuántos pillajes y zafarranchos decombate. Cuánto orgullo, cuántas lecciones.Cuántos laureles, cuántas medallas y cruces ychafalonías.

Ante el asedio de micrófonos que diecinueve hombres deprensa blandían como cachiporras, Mambrú, oprimido peroafable solo alcanzó a decir: Señores no sé dequé me están hablando. Traje una brisa con arpegios, unapaciencia que es un río, una memoria de cristal. Unruiseñor, dos ruiseñoras, traje una flecha de arco iris yun túnel pródigo de ecos. Tres rayos tímidos y unasonata para grillo y piano. Un lorito tartamudo y una canilla que notose. Traje un teléfono de ensueño y un aparejo paranáufragos. Traje éste traje y otro más. Yun faro que baja los párpados, traje un limóncontra la muerte y muchas ganas de vivir.

Fue entonces que nació la calma y hubo un silencio transparente.Un necio adujo que las pilas se hallaban húmedas de llanto y quepor eso los micrófonos estaban sordos y perplejos.

Poquito a poco aquel asedio se fue estrechando en un abrazo yMambrú viejo y joven y único sintió por fin queestaba en casa.



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