Poema Las tres musas últimas castellanas 29 de Francisco de Quevedo y Villegas

Las tres musas últimas castellanas 29

de Francisco de Quevedo y Villegas



Si en el loco jamás hubo esperanza,
ni desesperación hubo en el cuerdo,
¿de qué accidentes hoy la vida pierdo?
¿Qué sentimiento mi razón alcanza?

¿Quién hace en mi memoria tal mudanza,
que de aquello que busco no me acuerdo?
Velo soñando, y sin dormir, recuerdo:
el mal pesa y el bien igual balanza.

Escucho sordo y reconozco ciego;
descanso trabajando y hablo mudo;
humilde aguardo y con soberbia pido.

Si no es amor mi gran desasosiego,
de conocer lo que me acaba dudo:
que no hay de sí quien viva más rendido.



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