Las tres musas últimas castellanas 73
de Francisco de Quevedo y Villegas
Hoy, por el mar Bermejo del pecado,
que en los vados cerúleos espumosos
sepultó sin piedad los poderosos
ejércitos del príncipe obstinado,
pasa, Virgen, exento y respetado
vuestro ser de los golfos procelosos:
así por los decretos misteriosos
en vuestra Concepción fue decretado.
Quien puede y quiere, con razón colijo,
hará cuanto a su mano se concede,
y más que hizo el sol con lo que dijo.
Y pues naciendo en vos, de vos procede,
¿quién dirá que no quiere, siendo Hijo?
¿Quién negará que, siendo Dios, no puede?
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