Poemas de Santiago Montobbio

Santiago-Montobbio
Nombre: Santiago Montobbio
Nacimiento: Barcelona 1966
Muerte:
Nacionalidad: España
Biografía de Santiago Montobbio

Poemas de Santiago Montobbio



Poesías de Santiago Montobbio preferidas de nuestros lectores


  • Memorial para mi único agravio

  • MEMORIAL PARA MI ÚNICO AGRAVIO

    Haber perdido la vida ya muy pronto,
    y en cualquier esquina; haber sentido
    cómo escapaba poco a poco
    el agua de los ojos,
    haber tenido tanto miedo y tanto frío
    como para acabar siendo nada más
    que miedo y frío. Haber tenido
    sombra y garganta seca, haber
    tenido o no haber tenido
    y no haber sido nunca nada fuera de unos dedos,
    no haber, no, no haber conseguido jamás salir
    de esta ciudad oscura y siendo sólo
    que de la derrota el heredero
    únicamente arrepentirme por no haber compuesto,
    cuando sobraba el tiempo, un poema que no tuviera
    cristal en exceso, un poema sencillo y sin motivo
    pero en el cual vaciara el agua su sentido
    y que una vez enviado por el invisible correo de los huesos
    pudieras para siempre ya tenerlo como olvidado amigo
    o azulado perro que te diera
    buenas noches con la irreprochable
    puntualidad de las ausencias.


  • Para suplir un envío

  • PARA SUPLIR UN ENVÍO

    Pero si yo fuera aún más torpe
    y un torpe poema te enviara
    quizá sí conseguiría explicarte
    por qué sólo creo en quien fracasa,
    en el hombre pequeño que no sabe,
    en el triste hombre que es el miedo
    y también frío, en aquel que no halla
    sino nada y que si su nombre dice un sol barrido
    se ríe en su vacío. Y es que si yo fuera únmás torpe
    y realizara un envío sí que te hablaría del que noodia
    y del que teme y también del que cuando repasa
    las inútiles sombras de su vida sabe
    que la soledad es una mordaza única, que en ella
    nunca fue mucho más que despedida y que a pesar
    de haber olvidado las ventanas
    a través de papeles y otros atentados diminutos
    aún recobra y muerde el rostro
    de aquel antiguo amor ridículo.