Poema El castigo de José Antonio Ramos Sucre

El castigo

de José Antonio Ramos Sucre

EL CASTIGO
    El visionario me enseñaba lanumeración valiéndose de un árbol de hojasincalculables. Pasó a iniciarme en las figuras yvolúmenes señalándome el ejemplo del cristal y laproporción guardada entre las piezas de una flor.Descubría en el cuerpo más oscuro un átomo de laluz insinuante.
    El visionario desaparecía al caer la tarde enun esquife de cabida superficial. Creaba la ilusión de zozobraren una lejanía ambigua, en medio de un tumulto de olas. Yomiraba flotar las reliquias de su veste y de su corona de ciprés.
    Volvía el día siguiente a escondidasde mí, usando el mismo vestido solemne de un sacerdote hebreo,conforme el ritual de Moisés.
    Comentaba en ese momento el pasaje de un rollo depergamino, escrito sin vocales. La portada mostraba la imagen dellicaón, el lobo del África. Terminaba citando el nombrede los profetas vengativos y soltaba a la faz de la mañana unhimno grandioso donde se agotaba el torrente de su voz.
    Dejé de verlo cuando se puso al hablatemerariamente, a través del espacio libre, con un astromagnético.
    La rotonda, en donde se había acogido, vinosúbitamente al suelo, rodeada de llamas soberbias.


Analizar métrica y rima de El castigo